viernes, 20 de agosto de 2010

Invención del destino

Por El Imprescindible Dr. Wong

La Mujer Sombra se sienta frente al imprescindible Dr. Wong y le pregunta: ¿Dónde están esos poemas que no he escrito, dónde se han ido?

Si miras en una dirección, dejarás de ver en todas las demás.

El Imprescindible Dr. Wong escribe desde un cansancio que parece milenario, como esas tortugas de Galápagos que ya estaban ahí cuando se inventó el mundo. ¿De donde viene esa fatiga, esa falta de fuerza para asumir un destino? yo creo que es de tanto hacer lo que no quieres, de tanto acudir a donde te llaman en lugar de ir a donde quieres ir; de tanto mirar en la dirección indicada, adecuada, mas útil, la correcta. De eso que se llama la vida cotidiana y que consiste en no estar muerto. Los libros que quiero leer, ¿quién va a escribirlos? es difícil romper el círculo, pero eso es lo que hacemos cuando escribimos, rompemos el círculo.


La mirada del sabio no se fija, la mirada del sabio se posa, como hacen las mariposas-reina de Kuangzung, que parecen tocar la superficie de las aguas dormidas del gran lago, aunque en realidad mueren en pleno vuelo, y como son tan ligeras no caen al agua, sino que se quedan flotando sobre una película de aire hasta que el viento las barre una vez al año. Así es la mirada del sabio. La mariposa tiene que romper el círculo dentro del cual el tiempo gira sobre sí mismo y amenaza con destruirlo todo.


Posa tu mirada entonces fuera del círculo y hazla flotar sobre el tiempo que se escapa, --sabrás que nadie te perdonará tal atrevimiento, pero, ¿no andas buscando tus poemas?—porque allí te conviertes en Mujer Fuente, y tus aguas parten en dos los peñascos y huyen entre los dedos del sediento; entonces verás hacia los lados y hacia arriba y verás sobre todo hacia dentro.


Y te verás, desnuda y en cuclillas sobre un monte, convertida en manantial.


Imagen: Ingres, El Manantial