jueves, 25 de noviembre de 2010

Un submarino

La Señora Rolliza sirve una cerveza clara y un vasito de aguardiente de la casa. Klaus mete el vasito en la cerveza, el vasito baja hasta el fondo y todo se mezcla. Klaus se bebe aquello de un golpe, mira al techo, se tambalea, se cae de la banqueta, vomita, se tira un pedo y se mea. Queda impreso en el suelo, pálido y frío. La Señora Rolliza limpia todo alrededor de Klaus, casi sin tocarlo. Diez minutos después la gente en la taberna sigue conversando y bebiendo. Klaus se levanta y se sienta, desde su mesa en una esquina lo observa el Hijoeputa. El Hijoeputa dice bajito mi mujer es una puta. Mi mujer es una puta, dice Klaus casi gritando y vuelve a caerse de la banqueta. Se parte una ceja, sangra. El segundo submarino es rojo, Klaus se lo bebe y comienza a llorar.

Hay que comer,  hasta los poetas comen. Yo quería traducir a Dylan Thomas y estoy traduciendo un manual de negocios, yo quería traducir a mi manera y como nadie aquello de cuando llegue el momento, como un sastre de acechantes tijeras/ entregadme que, tímido en mi tribu/ me hallo mas desnudo de amor que la trampa del cadáver/…/ yo, a quien la capa del viento o el abrigo del hielo/ tal vez no logren apresar con un circulo virgen/ en la tumba precisa…y en cambio estoy traduciendo esto otro: lo que se necesita para comenzar este tipo de negocios es básicamente lo siguiente: tome  una maquina de afeitar, regálela o véndala barata, asegúrese de que las cuchillas solo se adapten a su tipo de maquina de afeitar y véndalas muy caras, o invente una impresora, véndala por casi nada, asegúrese de que los cartuchos funcionen solo en ese tipo de impresora y véndalos muy caros, lo mismo se puede hacer con una nueva cafetera si en la publicidad hay un artista famoso y perseguido por las mujeres…

Un submarino. La Señora Rolliza pone otra cerveza y otro vasito de aguardiente de la casa, Klaus se lo toma sentado en la banqueta que se sostiene milagrosamente en dos de sus patas. Se queda mirando fijo los vasos; Un vaso vacío dentro de otro vaso vacío, dice, soy un submarino.

Y se cae de la banqueta.

dibujo: otro submarino

martes, 2 de noviembre de 2010

Por Eddy, La hiena triste*

No escribo. Los meses que llevo luchando con la no-escritura se han convertido en años y yo me he convertido en no-escritor.

Para Borges el tema de Bartleby el escribiente es la soledad, para mi, el cuento de Melville va mas allá, tiene otra dimensión: la de cómo la ocupación hace al hombre, una ocupación triste y gris hace de Bartleby un hombre triste y gris; Bartleby esta diseñado por su condición de pequeño funcionario; el es eso que hace.

Un no-escritor es ese eterno pretendiente con el que la literatura coquetea, al que manipula y con quien de vez en cuando se acuesta, pero sin un proyecto del que dependa la existencia de uno de los dos. Es un escritor furtivo que, agazapado entre los escritos de otros, lanza de vez en cuando uno suyo que queda colgado en el índice de alguna revista literaria. Pero sobre todo, el no-escritor se dedica a la no-escritura, que es el arte de desechar seis de cada cinco paginas escritas, preguntándose levemente para que, o diciéndose como Bartleby "prefiero no hacerlo".

Y no escribir, durante meses o años, incluso no escribir para siempre, dedicándose a sufrir la literatura en lugar de hacerla, solamente superados por esos escritores que no han escrito nunca. ¿Somos lo que hacemos? Los artistas si. Un pintor es sus cuadros o los cuadros que tiene en la cabeza, un músico es lo que suena dentro, un poeta es su verso.

Se me ocurre incluso —en mi afán por llevar las cosas al extremo, de exagerar como única manera de expresar lo mínimo perceptible— algo peor: que la obra es el artista, si, ya se que lo dijo alguien, todo lo que existe ya lo ha dicho alguien, o lo ha escrito alguien y solo podemos repetirlo lo mejor posible.

Quías deberia decirle a mi amigo escultor que su mejor escultura es él mismo, su vida y sus sueños, desgraciadamente esa obra es prácticamente imperceptible para cualquier publico posible e incluso para otros artistas que no puedan comprender que nuestra principal obra de arte somos nosotros mismos; no, no me da la gana de ir a psicoanalista.

Bartleby muere, pero antes ha dejado de escribir, y como no escribe tampoco se alimenta, (¿para que?) Ha dejado de ser.

Vila-Matas ha escrito todo un libro sobre el tema, al parecer un buen libro. Podría leerlo para incluir más elementos, comparar su análisis con el de Borges y darle a este ensayo un mayor vuelo, podría lanzarme en elucubraciones y ejemplos o engordar mis páginas con citas interminables de autoridades en la materia; podría, en definitiva, dejar terminado este ensayo, ustedes me van a disculpar pero, sinceramente, prefiero no hacerlo…


*Desaparecido en La Habana en los años 80 sin que nadie se diera cuenta.
Imagen: Escritura cuneiforme (!?)