martes, 1 de junio de 2010

¡A la mierda los objetivos! o para qué se abre esta taberna

Por Humphrey Bogart cuando dice play it again Sam*

Hace años me propuse escribir; ¿me propuse escribir o salio así, solo, por inspiración? Ya no me acuerdo, lo que se es que lo he intentado, lo intento, ¿lo intento? El problema está, quizás, en los objetivos. Un poeta decía que cada hombre debe tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro. Lo dijo en el siglo diecinueve, el siglo de los objetivos. Desde entonces creemos que todo debe tener un objetivo, incluso la vida, un objetivo para darle sentido a la vida.

No hay nada tan estúpido como proponerse algo. La esclavitud de los objetivos es la peor, tanto cuando los cumples, porque entonces crees haber tenido razón en proponértelos, como cuando no los cumples, porque entonces quedas como endeudado para siempre con ellos. Yo podría haber sido escritor, y no lo soy precisamente por habérmelo propuesto. ¿Cual es el objetivo, escribir o ser escritor? Ninguno de los dos es bueno.

El asuntito ese del sentido de la vida ha estado siempre en el origen de las religiones, el arte y las mas diversas formas de pensamiento. Porque cuando la gente se pone a pensar empiezan los problemas. El pensamiento hace mas daño que el cigarrillo, pero no esta prohibido porque solo se prohíbe lo evidente.

Volvamos a los objetivos. En cada etapa de la vida uno se propone algo o le proponen que se proponga algo, y para eso te educan, o sea te meten en un molde igualito a los otros moldes donde meten a la gente de tu misma edad para que salgan todos correctos, es decir, iguales. Hasta que en la vejez, cuando lo único que puedes proponerte con toda certitud es morirte, alcanzas a ver aun de lejos a tus objetivos sacándote la lengua y rascándose los cojones.

Escribir no puede entonces tener ningún objetivo porque se supone que uno lo hace por placer, porque el placer es el ingrediente que le da a las cosas su verdadero gusto, su sabor particular; solo el placer es válido, y todo lo que se convierte en objetivo deja de ser placer.



*Humphrey Bogart cuando dice play it again Sam, es una manifestación del Imprescindible Dr. Wong que puede también llamarse Eddy, la hiena triste, en cuyo caso se trataría de un homenaje.

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